domingo, 7 de junio de 2020

La simpatía y la empatía en el baile

LA EMPATÍA Y LA SIMPATÍA EN LA DANZA. "BAILAR ES VIVIR"


Ser feliz al lado de alguien se traduce en que el tiempo se para aunque las manecillas del reloj sigan su curso. No significa que no haya días malos o días buenos, sino que más bien estamos hablando de que los ratos junto a esas personas nos ayudan a recargar la batería de energía vital.
La envoltura de la que se recubren sus abrazos tiene un nombre dulce y el corazón late con ternura cuando pensamos en momentos compartidos. Hay personas a las que llevamos en la piel y en el corazón. Son conexiones que nos anclan a la vida y que nos hacen sentir realmente vivos, queridos e imprescindibles.
Rodearnos de personas que son puntos cardinales contribuye a potenciar nuestra empatía, un tipo de sensibilidad que posibilita la comprensión de nuestros estados internos y de los ajenos, así como de la realidad que nos acompaña. No obstante, la empatía comienza a desarrollarse de manera individual para posteriormente dar lugar a una danza compartida. Veamos esto con detenimiento.

La empatía se desarrolla en primera persona

La empatía de la que comúnmente hablamos comienza en la exigencia de uno mismo por conocerse, por tener conciencia de las propias emociones y por la búsqueda y consecución de la habilidad del autocontrol.
Esto quiere decir que, además de darnos cuenta de cuáles son las emociones que están presentes en nosotros en una determinada situación, tenemos que evitar que nos desborden. Si queremos empatizar con los demás no podemos estar invadidos por nuestros estados anímicos.
El célebre psiquiatra psicoanalista Sigmund Freud afirmó que “los seres humanos no pueden mantener un secreto porque, aun en el caso de que sus labios permanezcan sellados, hablan con la punta de los dedos y la traición se asoma a través de cada uno de sus poros”.
Ser capaz de identificar las señales emocionales que denotan lealtad y afecto sincero es un don que se desarrolla a partir de las experiencias sociales más significativas.

Simpatía y empatía

Simpatía y empatía no son la misma cosa. La empatía es un sentimiento que nos permite identificarnos o ponernos en el lugar de alguien en determinado momento. Es una aptitud que nos permite relacionarnos de mejor manera con el otro, y que se aprende y desarrolla con el paso de los años. La simpatía, en cambio, es un sentimiento de afecto o inclinación que manifestamos hacia otra persona, y que nace naturalmente. Sentimos simpatía por personas con que nos llevamos bien, que nos agradan, con quienes tenemos cierta afinidad.
Así, por ejemplo, una persona puede tener empatía por los refugiados de una guerra, sin necesariamente sentir simpatía. Del mismo modo, una persona puede sentir simpatía hacia un conocido que le cuenta que se está separando de su pareja, pero no por ello es capaz de tener empatía hacia su situación de ruptura.

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